Sólo quería volver
- Eva Prado
- 23 mar 2014
- 3 Min. de lectura
Disculpa si una vez más te molesto al presentarme delante de ti... Me viste tantas veces en aquella cafetería, mirándote mientras comías, que ya entendí que mi presencia te molesta...
Pero es que tenía tanta hambre...
Me echaste de tu lado una y otra vez... Tapaste los ojos a tus hijos para que no viesen mi horrible aspecto... Hiciste gestos con tus manos para que me fuese...
Pero es que yo no sabía como decirte que te necesitaba...
¡Discúlpame! No pretendía que me llevases a casa... No pretendía siquiera que me dieses cada día un plato de comida... Yo sólo necesitaba que ayudases...
Y me senté a tu lado esperando a que lo hicieses... Entiendo que tus amigos y tú teníais cosas más importantes en las que pensar que en mi pero es que yo...
Si tú supieras lo mal que lo estaba pasando yo...
Te miraba riendo y recordaba a aquella que un día fue mi familia... ¿Sabes? Ellos también reían... La diferencia es que yo, a su lado, me sentía feliz... Pero ahora tú ríes y yo... Yo me siento tan débil...
Pero aquella que un día fue mi familia me enseñó a ser un peixiño educado... Y a esperar... A esperar tanto como hiciese falta... Porque, me decían, al final las cosas buenas llegaban... Y es cierto!! Las cosas buenas llegan tarde o temprano...
Hoy volví a aquella que últimamente llamaba mi casa... Y me senté a esperar... Como cada día... Pero hoy no era un día normal...
Aquella mujer me miró y sus ojos se llenaron de lágrimas... Y aquel hombre grande se levantó y en una esquina me ofreció comida... Y entonces se creó algo hermoso a mi alrededor y otra mujer, que también me había visto, también me ofreció su parte de sustento...
Y debe ser cierto lo que dicen de que cada movimiento acitva otro movimiento porque entonces me hicieron una foto y la enviaron a quien podría echarme una mano... Y dijo que sí!! Que no podía seguir esperando!... Y me subieron a un coche... Y yo... Buf!! Apenas podía creer que mis patas no estuviesen tocando el asfalto después de tanto tiempo...
La mujer de los ojos con lágrimas y el hombre grande me llevaron con ellos a una casa donde vi a muchos peixiños saludándome... Pero ya no tenía miedo... Ya me sentía a salvo...
Allí conocí a otra mujer que me acarició y reconoció enseguida mis muchos años de andadura por el mundo... Es que ya no soy un chiquillo...
Me pincharon una medicina... Dijeron que era para mi piel y aunque me picó mucho, me dejé hacer...
Y me pasaron un lector por el cuello "por si acaso" dijeron... Nada! No leía nada...
Pero el hombre grande dijo que probasemos otra vez... Y la mujer pasó el lector por cada esquina de mi cuello y delante, completamente descolocado, apareció un código que, dicen, me llevará a casa.
Mañana sabrán mi nombre... No recuerdo cual era pero desde luego sé que no me llamo "puto perro" ni "perro enfermo"...
Yo... Un día hace mucho tiempo... Tenía un nombre y todos los que me conocían me llamaban por él. ¡Cuánto añoro esos tiempos!
Mañana... ¡Sólo tengo que dejar pasar esta noche!... Mañana volveré a ser el peixiño que alguien ha estado esperando todo este tiempo.
Sólo espero que no me hayan olvidado porque yo nunca los olvidé a ellos... Yo siempre esperé y esperé como ellos me enseñaron a hacer...
A ti que me ayudaste cada día quiero darte las gracias por cada trozo de pan que me diste... Sin ti no habría sobrevivido!!
Y a ti... Al que no me miraba ni de soslayo... Al que seguía con su vida... Al que me espantó... Al que me gritó... Al que me tiró piedras... A ti quiero pedirte perdón por haberte molestado... Yo sólo quería volver a mi casa pero no sabía como hacerlo...
Gracias chica de las lágrimas... Gracias hombre grande... Mañana, gracias a vosotros, volveré a mi casa.
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